El que no interpreta crea…
fotografía: Marcelo Van Es – arte_de_naturaleza
“La mayoría de nosotros somos capaces de leer; y no sólo capaces, se puede decir que somos “lectores involuntarios” (…)
Esta lectura habitual y automática de todo lo que vemos en forma escrita, nos convierte en esclavos involuntarios de cada idea que pase ante nuestros ojos (…).
Deberíamos ser capaces de aprender a rechazar las asociaciones automáticas de la parte emocional del aparato mental que recoge y clasifica estas impresiones (…).
Deberíamos ser capaces de hacer lo mismo con objetos y sonidos verbales, después con sonidos de todo tipo y finalmente con sensaciones, hasta que todas éstas puedan ser entendidas como impresiones nuevas y sin categorizar.
Cada vez que el sentido común te lo permita, puedes intentar un experimento: conviértete en un “iletrado intencional” que sea por alguna razón inexplicable, repentinamente incapaz de entender la palabra escrita.
No ocultes tu analfabetismo voluntario bajo la confusión, simplemente anula tu hábito de descifrar, entender y clasificar automáticamente la palabra escrita…”
Trabajo Sobre Uno Mismo (TPSUM) – E.J Gold
Llevo meses dándoles vueltas a esta propuesta. He llegado a la conclusión que más que “lectora involuntaria”, tiendo a ser ¡“interprete compulsiva”!
Recuerdo de pequeña cuando empecé a aprender a leer, me pasaba los desayunos descifrando los ingredientes y modo de preparación descritos en la caja de cereales que mamá dejaba encima de la mesa.
Recuerdo mi tedio cuando me daba cuenta de que, por enésima vez, me había leído la caja entera de cereales sin haberlo podido evitar… por automatismo… Mis ojos medio dormidos se posaban en la caja y devoraban las letras mientras yo masticaba los copitos de avena con frutos secos…
Pasa igual con los sonidos. Claro. Si alguien habla a mi lado me es imposible no “entender” lo que se está diciendo… claramente no es lo mismo para mí estar leyendo un libro sentada junto a alguien que hable chino, que junto a alguien que hable español. Sin embargo, me encantaría poder escuchar el español y ser capaz de no entenderlo, como si fuera chino. Me sucede solo de vez en cuando, en general cuando menos me lo espero.
Me entreno con los sonidos del viento, del océano, los ladridos de los perros, los niños columpiándose, el vecino que cierra la puerta de su coche… y con entrenamiento esto me sale mejor. A veces escucho un sonido y soy capaz de quedarme un momento recibiendo ese sonido sin interpretarlo, sin que se me forme una imagen, sin entenderlo… luego al recordarlo, puedo darle un significado, de forma voluntaria.
Esto me ha recordado al retiro de Gran Mente Gran Corazón al que asistí en Kay Zen hace unos años. Alejandro nos había llevado a un lugar de “no mente” muy profundo. Le dio una orden a la mente pensante… y lo siguiente que dijo, yo escuché: bloskjksahgarul. Impresionante. El susto me sacó de ese estado de no mente, claro. Por un instante, mi mente no se había molestado en buscarle un significado a estos sonidos… Desconexión total. Un poco como lo que cuenta Jill en su golpe de Lucidez. Del susto abrí los ojos… ¡a ver si me iba a pasar lo mismo con la imagen!!! Pero no, mi mente pudo entonces recordar las palabras de Alejandro que acababa de escuchar y las pudo interpretar. Fue sólo un instante que no puedo olvidar.
Esta propuesta de entrenamiento me reafirma en la importancia que le damos en el curso de Mindfulness al “deshacer los automatismos”, y al aplicar “la mirada del principiante”.
Me da sensación de coherencia y ganas de profundizar y seguir llevando, con más minucia, esa desprogramación de la interpretación involuntaria y automática a cada escena de la vida.
Termino con otro recuerdo-anécdota: Antes de entrar en la escuela como tutora, yo era traductora-interprete. Me pasé 18 años traduciendo/interpretando. Y nunca me abandonó en esos 18 años una frase que escuché en primer año de universidad: “El interprete es un esclavo”. Me sorprendió esa sentencia porque yo no lo sentía así. No me sentía esclava…
Sin embargo, hoy entiendo que efectivamente que el que no interpreta, crea.
Gracias.
Alíx